Y nos embrujó Doñana.









La jornada no pudo ser mejor, gracias al clima que también nos acompañó, tuvimos una temperatura ideal, un día espléndido y una puesta de sol sobre el mar rodeada de jabalíes en la orilla verdaderamente inolvidable. Recorrimos durante 4 horas el Parque Nacional de Doñana, con un guía, Luis Carlos, que nos deleitó con las historias y anécdotas además de explicarnos magníficamente todo lo referente a uno de los humedales más importantes de Europa. Fueron impresionantes las vistas de la Sierra de Grazalema sobre las dunas, la marisma con ciervos y gamos que nos rodeaban, el mar abierto y el río en su desembocadura, donde vimos águilas pescadoras, correlimos tridáctilos, varias especies de gaviotas y chorlitejos. Ganado y caballos salvajes, jabalíes, el Palacio de las Marismillas, las chozas abandonadas de antiguos pescadores y un montón de estampas inolvidables. Pudimos ir a nuestro ritmo, paramos y nos bajamos en ocasiones a hacer fotografías. Nos hemos traído un recuerdo que quedará grabado para siempre y con ganas de repetir.